Como expertos en coaching deportivo trabajamos día a día para que nuestros clientes vayan consiguiendo poco a poco sus objetivos, por eso cuando una lesión o una enfermedad interrumpen los progresos conseguidos es importante retomar la actividad física de la forma más adecuada.

Hoy en día muchas personas se obsesionan con su preparación física y esto no es bueno. Es importante estar en forma y trabajar cada día para mejorar, pero eso no significa que debamos sacrificar nuestra salud por el camino. Al menor síntoma de dolor o malestar hay que parar.

Existen muchas enfermedades que nos pueden hacer parar, desde una simple gripe o resfriado a cosas más graves como una neumonía o incluso un cáncer.

Parte de nuestro trabajo como expertos en coaching deportivo es saber llevar la vuelta al entrenamiento de aquellas personas que hayan estado enfermas. Si se trata de una enfermedad leve habrá que estar unos días de reposo y volver a los entrenamientos una vez que la persona se sienta totalmente recuperada. En el caso de enfermedades más graves habrá que consultar con el médico para saber cuándo se puede recuperar la actividad física y que tipo de deporte se puede practicar.

En cualquier caso la vuelta a la actividad física siempre debe hacerse de forma progresiva, teniendo además en cuenta que puede que nuestras defensas no estén al 100%.

Los primeros días se puede volver a practicar la actividad que se hacía antes de la enfermedad, pero de una forma más moderada, realizando entre cinco y siete jornadas de adaptación, prestando especial atención a cualquier molestia o dolor que pueda surgir.

Tras una enfermedad, por leve que haya sido, el cuerpo está debilitado y por eso lo más recomendable es fijarse unos objetivos realistas en la vuelta a la práctica deportiva. En unos pocos días el deportista estará listo para recuperar su rutina habitual y volver a entrenar como antes de la enfermedad.